En Uruguay la Jura de fidelidad y promesa a la bandera nacional se celebra el día del nacimiento de José Gervasio Artigas, el 19 de junio. Este año debió aplazarse debido a la emergencia sanitaria que nuestro país y el mundo enfrentan, hasta el 23 de setiembre, cuando se cumplen 170 años del fallecimiento del Prócer.
En esa jornada los niños de primer año de Primaria y los alumnos de primero de Secundaria y la UTU prometerán y jurarán la bandera, respectivamente.
En vísperas de este tradicional acto, el profesor y magíster en Historia Daniel Romeo Torena realiza un recorrido histórico a través de las distintas manifestaciones de amor a la bandera, que se retrotraen hasta el siglo IV A.C. en la Antigua Roma.
El académico reseña el proceso que se cumplía, precisamente, en el ámbito del Imperio Romano, pasando por la costumbre vigente en la Edad Media, los cambios producidos en Francia a partir de la Revolución de 1789, y en los Estados Unidos de Norteamérica en función de la Revolución de 1776.
En la América Hispana también son innumerables los ejemplos de esta práctica, que se fue profundizando en la medida que se establecieron las nuevas naciones libres e independientes.
En el Río de la Plata, la Revolución de Mayo fue el catalizador para que se integrara a los pobladores el concepto de ciudadanía. En ese marco, destacan las iniciativas de los referentes promotores de las acciones orientadas a lograr la libertad e independencia territoriales.
En la Provincia Oriental, el primer Juramento a la Patria comprobado documentalmente fue el emitido por las autoridades electas del Primer Gobierno Patrio o Gobierno “Económico-Municipal de la Provincia Oriental”, entre el 5 y el 6 de mayo de 1813, del cual “El Ciudadano José Artigas” fue declarado “Sin Igual Presidente y Gobernador Militar de la Provincia Oriental”.
Posteriormente, Artigas mandató en 1815 a todos los Cabildos de la Provincia Oriental: “Yo he ordenado a todos los Pueblos Libres de aquella opresión, que se levante una igual [bandera] a la del Cuartel General, blanca en el medio, azul en dos extremos y en medio de éstos listones colorados, signos de la grandeza, de nuestra decisión por la República y de la sangre derramada para sostener nuestra libertad e independencia”.
Esta idea fue también impulsada por sus secretarios más cercanos, Miguel Barreiro y el presbítero José Benito Monterroso, quienes consideraban que no solo había que crear un pabellón del Estado, sino que también era pertinente crear conciencia ciudadana en las escuelas, fomentando el amor a la patria y a sus símbolos.
De este modo, recomendaron a Artigas que se jurara la bandera en la Escuela del “Cuartel General en Purificación”. Ese ejemplo debía repetirse en los Pueblos Libres de la Provincia Oriental, mediante actos organizados por los Cabildos.
Cabe precisar, que el trabajo del profesor Daniel Torena aporta detalles históricos que presentan claramente cómo evolucionó, en el transcurso del tiempo y los cambios culturales, el gesto de comprometerse con un símbolo que representa la nacionalidad.
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